Dicen que cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión. O sea, que lo de evitar pagar más de la cuenta es común a todos los mortales. Aunque nos lo pongan difícil, ahí van unas cuantas gestiones que poder hacer antes de salir de viaje para aquellos que, cuando vuelvan, tengan pensado pisar la misma casa de la que salieron con su mochila. Una advertencia antes de empezar: puede llevaros toda una mañana pelearos con los famosos call center hasta que atiendan vuestras peticiones en la compañía del gas, de la luz, del teléfono… Así que, ¡paciencia, y al toro!
1. Factura de gas. Existe una opción que llaman consumo cero, que básicamente consiste en informar de que no tendrás consumo en los próximos meses. No añade ningún euro a tu factura con la ventaja de que, como previsiblemente durante esos meses no consumirás agua caliente ni calefacción, la compañía dejará de hacer la lectura “estimada” como si siguieras viviendo en esa dirección. Es decir, que dejarás de adelantar dinero a la compañía por un consumo que aún no has realizado.
2. Factura de luz. Puedes pedir que la compañía en cuestión te baje la potencia contratada, pero hay truco: bajarla para después subirla a la vuelta supone un coste mayor que dejarla como está (a no ser que tu viaje dure más de un año, entonces sí puede merecer la pena). No hay ninguna tarifa especial para estos casos, así que sólo podemos bajar los plomos y confiar en que el técnico de la compañía encargado de las lecturas apunte bien los números del contador, que no siempre hay suerte…
3. Factura de teléfono y/o Internet en casa. Dependiendo de la compañía con quien tengas contratado el teléfono fijo y/o Internet, hay diferentes opciones si quieres mantener la línea, no perder el número y sobre todo, no tener que volver a pagar el alta. Por ejemplo, hay compañías que permiten cancelar el servicio tres meses al año sin darte de baja pagando, durante cada uno de esos meses, 5 euros. Y si tu viaje empieza este año y continúa el siguiente, puedes beneficiarte no de tres sino de 6 meses de cancelación (al cambiar de año te permiten volver a hacer lo mismo, sólo que tendrás que dejar a alguien encargado de llamar a la compañía cuando se cumplan los primeros tres meses).
4. Factura de móvil. Como tendrás que cancelar la tarifa de datos si la tienes para no arruinarte, sólo podrás jugar con la tarifa de llamadas, y por norma general te convendrá la más básica si sólo usas el móvil para urgencias (entre 6 y 12 euros mensuales según las compañías). Otra opción es darte de baja si no te importa perder el número, usar un móvil libre al que ir cambiando la tarjeta según el país en el que te encuentres o directamente no utilizar el móvil en todo el viaje (de todas formas, cuando llames seguramente lo harás desde locutorios, así que si no te importa no estar localizado –de todos modos podrán localizarte en el correo-, es una posibilidad).
5. Otras. El viaje te da la excusa perfecta para darte de baja de todos aquellos servicios sin los que antes vivíamos tan contentos, como los canales de la televisión de pago. Y seguramente también andará por ahí alguna suscripción a una antigua publicación que mantenemos más por antigüedad que por fervorosos seguidores, además de cuotas de socio a distintas asociaciones que nunca está de más revisar. Siempre podrás volver a reengancharte a la vuelta.
¡Buen y económico viaje!